NO ME HAGAS ACORDAR

Publicado en por FRANKO SERVÁN

 

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BELLA DOLO

 

En mi vida he conocido mucha gente; que de primera impresión me cayeron mal, bien, muy bien, genial y algunos son muy amigos míos hasta hoy.


Pero esta vez es muy diferente. Conocerla a sido una de las experiencias más bellas, enriquecedoras, locas, surrealistas (como diría ella), algo difícil de explicar ¡en plan! intentaré hacerlo... no veo porqué no.

Tiene nombre de una virgen, rostro de ángel y alma de santo; no se aún si es cristiana, católica, judía o musulmana, solo sé que si me invitaría a pertenecer a su religión,  iría tras de su mirada.


Empezamos a hablar, no recuerdo cómo ni porqué, pero al minuto sentí que la conocía de toda la vida y era una reacción verídica, aunque ella venga desde la Península Ibérica.

 

Estamos en una discoteca, hay mucha gente al rededor de ella; no me sorprende... es muy bella.
Una horda de desconocidos me aparta de su lado, la veo alejarse y aunque quiero retenerla, no lo hago.
Paro un taxi; mientras se detiene para abordarlo ella voltea y con su dejo particular me grita
- ¡Diseñador!
 hace un gesto para seguirla, pero es tarde, tengo otros planes.
- Adiós bella extranjera, ojalá mi deseo se cumpla y algún día te vuelva a ver , esta vez la noche entera.

 

En la semana siguiente solo hay una cosa en mi mente - ¿Qué sera de la bella niña con nombre de virgen? - aún no lo sé, pero dejaré de lado mi herejía rogando por volverla a ver.


Sábado en la noche vuelvo al lugar dónde la conocí, miro para un lado, miro para el otro y nada, la noche pasa y no escucho su llamada -¡Diseñador!- que a estas alturas ya esta en mi mente muy grabada.

 

Dos de la madrugada; me rindo y pienso en olvidarla -No llegará- y si lo hace quizás ni me recuerde, estoy volando alto, no escucho el consejo de Victor al cantar “volar tan cerca del sol, solo me puede quemar”.

 

Si la cenicienta tiene la media noche para huir, la bella extranjera tiene las 2 a.m. para coexistir (siempre a esa hora volteo hacia la puerta de ese lugar llamado “La Reyna”), a punto de rendirme alguien se acerca, es ella, me reconoce, no puedo creerlo, nos abrazamos, está feliz; es su cumpleaños.


La noche fluye, nos conocemos más - esta noche no pienso apartarme de ella por ningún otro plan-.

De una disco pasamos a otra, bebemos, cantamos, nos reímos, pero sobre todo charlamos. Tiene una gran cualidad; sabe que dos oídos y una boca es suficiente señal de que lo primero es escuchar y luego es hablar.

Eso me encanta puedo tocarle cualquier tema, aunque yo este medio inconsciente, ella me entiende; pues ademas de bella, también es inteligente.

 

El sol sale, decido invitarla a la casa de la familia, aquel enorme lugar rodeado por naturaleza, con el dibujo de mi padre en la entrada, ese mismo lugar que ahora tanto adora la bella extranjera, ese lugar llamado “Pradera”.

 

La observo por primera vez bajo la luz del día, tiene pinta de pituquita limeña, pero ella no es de - ¡manllas! - o de -¡alucina!- es más sencilla, ella es de - guay - guapo - y de - ¡acho! - para ella todo fluye.


Es poco más de medio día, nos tenemos mas confianza, ese día no le preocupa nada, solo quiere bajo la lluvia aprender a bailar salsa.

 

Desde ahí le escribo mensajes de texto, quiero llamarla a cada momento, pero no quiero molestarla, incomodarla, mucho menos que se sienta acosada por un simple chachapoyano que del mundo no conoce nada.

 

Mientras escribo estas líneas, pienso en su sonrisa, en como sus ojos son mas claros mientras más feliz está, en su silbido acompañado de un gesto con la mano, en como aprende a tocar batería en sus muslos, en su memoria de elefante, en su mensaje diciendome que volverá, en su DOLOCCIONARIO, en como pondrá su rostro cuando lea esto y si cuando este lejos me recordará.

 

Solo quiero volverla a ver, disfrutar de su compañía, sentir una vez más que es como una estrella que mis ojos vieron brillar cuando todo en mí era oscuridad, decirle que al final nuestros caminos se cruzaran y esperar que al terminar de leer esto, me mire y diga:
-¡Vale! fiel compañero, claro que nos volveremos a ver.
Y me regale una sonrisa cuando muera la noche, aquella sonrisa mas hermosa que el amanecer.

Etiquetado en narrativa

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A
¿Y quién es ella...? ¿En qué lugar se enamoró de ti...?
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